El abrigo, al igual que otras prendas en el guardarropa del hombre moderno, tiene sus raíces en el pasado lejano, cuando las personas inventivas ideaban cómo protegerse del frío, la lluvia y el viento. Así, el antepasado del abrigo moderno se puede llamar con seguridad una capa, que los viajeros preferían usar en los largos y difíciles caminos, tratando de protegerse del mal tiempo.
En los siglos XVI-XVII en España aparece la primera imitación del abrigo moderno, que se llama "palletoque". En ese momento, era ropa de trabajo campesina que usaban las capas bajas de la población. Más tarde, en Francia, comienzan a coser lo que se llama paletot, ropa exterior para el ejército, mientras que en Holanda aparece "palastrock" y solo la nobleza de la corte lo usa. En el siglo XIX, el abrigo cambia, se inventan nuevos y nuevos estilos que se llaman en honor a aristócratas o políticos famosos. Por ejemplo, aparece un nuevo estilo de abrigo "raglán", llamado así en honor al mariscal de campo británico Raglán, quien pierde su brazo en la batalla de Waterloo y le pide a los sastres que le inventen una manga para ocultar este defecto. En el siglo XX, la moda de los abrigos gana cada vez más impulso, las casas de moda los presentan año tras año en sus desfiles. Por ejemplo, en 1951, el diseñador italiano Achille Maramotti presenta al mundo de la moda su primera colección, que constaba de un traje y dos abrigos, así comenzó el ascenso de la famosa marca Max Mara en todo el mundo.
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